EL VALOR DE LA NOCHE OSCURA
Una de las pocas cosas que se mantienen constantes desde que existe el mundo, desde que la luna y la tierra se fijaron en sus órbitas, es que hay día y noche. Hay luz y oscuridad.
Con ese ciclo día/noche como condición, evolucionó la vida. Todos los organismos que vivieron sobre esta tierra, desde sus orígenes, pasaron la mitad de su tiempo bajo la oscuridad. Animales, plantas, hongos y algas generaron un montón de estrategias para ajustarse a estos ciclos y adelantarse a lo que viene.
La inmensa mayoría de organismos vivientes tenemos, de hecho, un reloj interno que nos indica qué funciones llevar adelante en cada momento. Este reloj se ajusta a variables ambientales como la disponibilidad de luz, la temperatura, la fase lunar, entre otras. Teniendo ese reloj bien seteado, mantenemos un ritmo, al que llamamos ritmo biológico.
A medida que cae la noche, este ritmo nos prepara.
A los animales diurnos, nos prepara para el descanso; para regenerar células, reforzar nuestro sistema inmune, para regular emociones, organizar el conocimiento y la memoria. Y a los animales nocturnos, los prepara para la actividad; para buscar alimento, refugio, marcar territorios, buscar parejas para reproducirse o migrar.
Es alucinante darse cuenta de que la vida también ocurre durante la noche. Pero la noche oscura, tal como la necesitamos, está siendo amenazada. Los humanos nos empeñamos en eliminar la oscuridad.
El día nos queda corto, así que prendemos la luz. Le tenemos miedo a la oscuridad, así que prendemos la luz. Estemos o no, prendemos la luz.
Y no vengo a subestimar el montón de beneficios que nos reporta la luz artificial, eso está fuera de mi discusión. Lo que vengo a afirmar es que se nos fue la mano. Desde que existe la luz eléctrica (y en particular, desde que existe la luz LED) iluminamos todo. Lo necesario y lo innecesario.
Se estima que el brillo del cielo ha aumentado un 10% cada año de la última década. Ese exceso no responde a una necesidad y es otra forma de contaminación. Bienvenidos al mundo con contaminación lumínica.
Y al igual que sucede con muchos otros contaminantes, creemos que no pasa nada. Y así nos perdemos de ver la Vía Láctea, de los bichos de luz, de la bioluminiscencia, de polinizadores nocturnos, de la luz de la luna llena, de dormir bien.
Este blog es para ayudar a entender que sí, pasa. Y también para cumplir con una parte fundamental de mi trabajo, porque ya lo dijo Sagan “la ciencia nos alerta de los riesgos que plantean las tecnologías que alteran el mundo, especialmente para el medio ambiente global del que dependen nuestras vidas. La ciencia proporciona un esencial sistema de alarma.”
Alarmista yo? Pues claro.





Parque Nacional Tortuguero - Costa Rica - Mayo de 2024
la vida también ocurre durante la noche